Al tiempo que los ciudadanos votaban, un grupo de organizaciones sociales, empresariales y académicas, encabezadas por la Fundación Este País, el Politécnico Nacional y el ITAM decidieron preguntarle a los ciudadanos sobre sus razones detrás de su preferencia de voto. Se encuestaron a más de 21,000 ciudadanos en todo el país al salir de la casilla.
Los resultados de la Encuesta Nacional sobre el Sentir Ciudadano 2009, que se realiza por primera vez en el país, confirman algunas sospechas y dan un mandato claro a los legisladores que tomarán posesión el próximo primero de septiembre.
De cada diez ciudadanos, seis no se sienten escuchados por los partidos políticos, y casi la mitad no siente que su diputado federal lo representa. Tal vez por ello, sesenta por ciento de los encuestados está de acuerdo con reducir el número de diputados en la Cámara y uno de cada dos electores estaría de acuerdo con que un diputado que hizo bien su trabajo repita como candidato en el periodo siguiente a su mandato.
A juzgar por los resultados de este estudio, los partidos políticos no recibieron un cheque en blanco. Independientemente del partido político por el que votaron, e incluso si anularon su voto, los ciudadanos sienten que sus diputados no los escuchan, no los representan y no les rinden cuentas. Dos terceras partes del electorado no recuerda siquiera el nombre de su diputado y cerca de 75% nunca ha recibido información sobre el trabajo legislativo de su representante.
La próxima legislatura deberá leer estos mensajes con cuidado. Es una exigencia fuerte de un electorado sumido en el hartazgo.
Eduardo B.
2 comentarios:
Además de los puntos que menciona Eduardo, me parece que los resultados de la encuesta muestran que el voto nulo fue una expresión ciudadana de una “negación que afirma”: una manifestación de hartazgo, de un rechazo a las formas de representación popular vigentes, en el Congreso, en los partidos y en otras instancias, pero también fue una afirmación a favor de un cambio.
Es una “negación que afirma” porque quienes anularon su voto fueron más que en otros años (de un histórico 3.5% a más de 5%) y decidieron manifestar así su inconformidad pero en el marco de las mismas reglas del sistema electoral mexicano. Una lectura de los resultados de la encuesta muestra que, votaran por partidos o anularan su voto, los reclamos ciudadanos sobre las formas de representación son, esencialmente los mismos. El voto nulo se convirtió así en un mecanismo adicional para demandar mejores formas de representación e, imagino, para tener mejores condiciones de vida.
La elección del 5 de julio mostró también que los ciudadanos no tenemos desprecio por el Congreso (como algunos llegaron a afirmar), o al menos no en específico o en contraste con otras instituciones de representación popular, como el Ejecutivo. Porque si bien ganó el abstencionismo, el porcentaje de votantes fue superior al de otras elecciones intermedias y la ciudadanía afirmó que quiere ser escuchada, como lo indica el resultado de la encuesta.
Roberto dice bien. La del 2009 es una elección donde los ciudadanos se involucraron más, se preocuparon sobre cómo votaban, y decidieron estratégicamente su voto. Habrá que ver los datos que entregue el IFE y los institutos electorales de los estados, pero a primera vista no hay aplanadora sino voto estratégico.
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