26 de enero de 2010

Los libros (buenos y algunos no tanto) del 2009

Para arrancar 2010 con “Conocimiento útil”, desde este blog, comparto un par de lecturas que disfruté del 2009 y una bastante regular que fue menos divertida, aunque valió la pena. Estas son sólo las primeras (y seguro no las mejores) de muchas otras recomendaciones (o no) de lecturas que estoy seguro harán varios de los colegas de este espacio.

Esta es mi selección:

Me acuerdo, de Joe Brainard

Nostálgico y divertido, el libro de Brainard es una remembranza puntual de hechos, expresiones, objetos e imágenes que el autor evoca y describe en frases y párrafos breves, empezando siempre, como un mantra, con: “Me acuerdo…”. Una pequeña joya, este libro resultó ser un descubrimiento bastante casual que pronto se convirtió en una breve, pero intensa plaga que terminó por contagiarnos a varios y hacernos golpear un rato el teclado (como lo muestra esta entrada del blog).

Tigre Blanco, de Aravind Adiga.

Esta es la historia de Balram, miembro de la casta de los “intocables”, y de cómo logra pasar de una infancia marginal y marginada en un pueblo de la India, a chofer de un importante empresario del carbón y finalmente a salirse de La Jaula, como el mismo le llama al estado de servidumbre en que vive la mayor parte de la población en la India. Creo que la novela refleja, en buena medida, las desigualdades, pobreza y opresión con que viven millones de hindúes y narra lo que los seres humanos podemos ser capaces de hacer para tener progreso, o al menos la ilusión del mismo. El formato narrativo es peculiar: el protagonista le escribe cartas, durante varias madrugadas, al primer ministro de China, de visita en Nueva Delhi, para explicarle cómo es realmente su país (y no lo que le contarán sus colegas del gobierno hindú).

Padre rico, Padre pobre, de Robert Kiyosaki.

Es uno de los libros clásicos del autor, quien se dedica a “enseñar a las personas a hacerse millonarias”, y cuya pregunta básica es: ¿qué enseña sobre el dinero un padre rico a sus hijos, que un padre pobre no enseña? Casi fundamentalista del individualismo y de lo que cada persona puede hacer por sí mismo, el autor ofrece pocos matices y problematiza aún menos sobre la influencia del contexto económico y social en las personas y sus posibilidades de progreso. Por ello, quizá no sorprende que, sin ser del todo explícito, muestra algo de desprecio por la educación formal. No obstante, debo reconocer que no sentí haber perdido el tiempo con este libro: contiene algunas reflexiones que todos los interesados en la administración de dinero deberíamos hacernos.

Roberto C.

5 comentarios:

Vania Montalvo dijo...

En contraste con las lecturas de Roberto, quiero compartir con ustedes mi experiencia con el último libro que leí en el 2009...

Y el primero. Con pena les cuento que en 2009 estuve alejada de los libros. Para concluir un proyecto personal decidí, erróneamente, separarme durante un tiempo de cosas tan buenas y necesarias como las vacaciones, los libros…en fin. Como dije, un error.

Cuando me auto-liberé tuve de inmediato un siguiente plan. Y ese fue comprar un libro, para empezar otra vez.

Así fue como leí “El Libro de los amores ridículos”, de Milan Kundera. Atractivo desde su título, este libro está compuesto de siete historias que exponen la complejidad de las relaciones personales, ya sea en el amor, la amistad, el sexo o la familia.

Una de las historias que más me gustó fue “El falso auto stop”.

En una viaje de vacaciones una pareja finge conocerse en la carretera y toman personalidades completamemte distintas. La chica deja atrás su mesurado comportamiento y se libera coqueténadole a aquel chico que rápidamente le ofrece pasar una noche en un hotel. El atractivo y peligroso juego de la fantasía llega a tal grado que ninguno de los dos puede desprenderse de ese nuevo ser que han creado.

Ironía, sarcasmo, lujuria, depresión, indiferencia; numerosas expresiones humanas que te encuentras en cada historia del libro. Leerlo es como sentarte a revisar todo aquello que eres, en lo bueno y en lo malo.

Bárbara C. dijo...

Me sumo a la iniciativa de compartir nuestras mejores lecturas de 2009. Gran idea, Roberto C. En un par de días sabrán de mí. Vania, me pareció muy atractiva tu reseña. Qué bueno que ya estás de vuelta en el mundo de las vacaciones, los libros y demás divertimentos.

Anónimo dijo...

A propósito de la lectura de Vania, me quedé pensando que a veces, con frecuencia, la fantasía es más divertida y estimulante que la realidad y por eso terminamos siendo residentes de ella ¿Por qué no llevar o al menos tratar de llevar esa fantasía a la vida "real"?

MdelC dijo...

Un post en el blog de Conocimiento Útil me inspiró a indagar y a encontrar una inteligente, interesante y divertidad obra de "non-fiction": "Las trampas del deseo" de Dan Ariely. Aunque el título es muy sugerente, debo decir que no cuenta con la lujuria de Kundera. Ariely nos explica de una manera impecable distintos aspectos de la economía, rompiendo mitos y haciéndonos concientes de nuestra propia irracionalidad económica. Lo único que lamento de esta lectura es que siempre que la retomo, no dejo de preguntarme qué habría pasado en mi vida si hubieran sido así de agradables mis clases de economía del ITAM ¿Adios terapia?

Anónimo dijo...

Otro gran libro del 2009: Participación Ciudadana en el control de los programas sociales de Laura Lorena Ceja Vargas.