9 de marzo de 2010

Civitas

Las tres principales fuerzas políticas del país han presentado sus propuestas respectivas para una reforma política. El Ejecutivo Federal presentó la suya en diciembre del año pasado y tanto PRD como PRI han presentado sus respectivas propuestas en las últimas semanas.
A decir de sus voceros, las tres propuestas de reforma política tienen coincidencias entre sí y un amplio margen de maniobra para la negociación de sus diferencias.

Tanto la iniciativa presidencial, como la del PRD y la del PRI han enfatizado que su diseño busca reducir la brecha de desconfianza entre los ciudadanos y los políticos mexicanos. Su defensa pública se basa en la idea de que sus propuestas ayudarán a construir nuevas relaciones entre ciudadanos y gobernantes.

En su contenido, sin embargo, la relación entre las propuestas y el sentir ciudadano no es tan evidente. Buena parte de las propuestas formuladas por los tres partidos políticos se concentra en facilitar la relación entre los poderes de gobierno y en dotarse de mecanismos institucionales para resolver controversias políticas, incluidas las electorales. Y aunque esto es positivo para la gobernabilidad del país, estas propuestas no parecen suficientes para reconocer al ciudadano como eje de la vida política.

Con la excepción de temas como las candidaturas independientes, la posibilidad de presentar iniciativas legislativas por parte de los ciudadanos o la revocación del mandato, las reformas propuestas hacen poco por ilustrar los beneficios directos para la ciudadanía. Tal vez al debatirlas los senadores puedan explicarnos mejor cómo es que esta reforma política cambiará la vida del ciudadano, ese personaje mítico en el que se dice, todas estas iniciativas están inspiradas.

Eduardo B.
Foto: EB / Niños desmontando estructura para voladores de Papantla, Cuetzalan, Puebla, 2010

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