Las caminatas por paisajes naturales son una de mis pasiones: desde que observas a lo lejos el objetivo, sea una montaña o un volcán, comienzas a mentalizarte en llegar a la cúspide y ya en los primeros pasos sientes la naturaleza, la contemplas, paulatinamente comienzas a sudar y con esa misma gradualidad vas acercándote más y más al objetivo con esta sensación de ser un explorador.
Al venir a México y observar que hay una orografía peculiar, de inmediato se viene a la mente ascender al mayor número posible de altitudes. Una de ellas, cerca del DF, es el destacable volcán Xinantécatl, mejor conocido como el Nevado de Toluca, inactivo desde el año 1330. Xinantécatl proviene del Matlazinco (Xinantecatlelly) y del Náhuatl (Xinantécatl) que significa en ambos casos “hombre desnudo” y forma parte de
El pasado domingo 15 de noviembre por la mañana, decidimos, con un amigo mexicano, subir a pie a este volcán. El recorrido empieza a partir de la caseta de cobro del Parque Los Venados (cobran 20 pesos). De aquí, se puede seguir en auto o caminar. De hecho, es el único volcán en el mundo que se puede acceder cerca del cráter en auto y toma entre
Pero, lo mejor es hacer la caminata, así que dejamos el auto en la caseta. ¡Ojo!: el Parque Nacional está abierto todo el año de las 10:00 horas a las 17:00 horas. A partir de la hora de cierre, no dejan salir los autos del estacionamiento. Sin embargo, se puede reservar una habitación para pasar la noche en un albergue (sin luz ni agua) ya que hay varios en diferentes niveles del recorrido.
Después de caminar
En el cráter, en 1,5m de anchura, se hospedan dos lagunas:
Nos quedamos un tiempo para observar las lagunas con los ojos sublimados por la belleza del contraste entre el agua azul turquesa y el gris de las pendientes del volcán. Me acordé de paisajes similares de los Alpes, en Francia, pero sin ser menos sorprendida por la resplandeciente belleza de la naturaleza. Luego, decidimos bajar y acercarnos a las lagunas. Todo es tranquilidad, uno tiene la impresión de ser sordo y que el tiempo se detiene.
En el descenso, encontramos tres franceses que venían de un pueblo cerca de Lyon, mi ciudad, ¡el mundo es pequeño!. Conjuntamente descendimos en la cabina de una camioneta Pick Up de una amable familia mexicana que aceptó bajarnos a la primera caseta. ¡Tomamos el carro rumbo Valle de Bravo, cansados, pero muy contentos de nuestra expedición!
De los recorridos de montaña que hasta el momento he realizado en México, éste se los recomiendo ampliamente.