Según Wikipedia, gringo “es un término usado en español y portugués, con diversos significados, generalmente aplicado a extranjeros que hablan en un idioma que no se entiende por personas que hablan español. El término se ha referido según las épocas y regiones a ingleses, germanos, normandos, eslavos, escandinavos, italianos, franceses y especialmente, a los estadounidenses y canadienses.” Wikipedia también habla de sus orígenes mexicanos: en la Batalla del Álamo en 1836 cuando los americanos llevaban puestos uniformes verdes, los mexicanos gritaban GREENS GO o GREEN COATS para que se fueran. Sin duda, los antecedentes de la palabra son desagradables, dado que nació durante una guerra, pero ahora parece ser usada más para describir una realidad que para ofender. Si tuviera que definir la palabra, diría que “gringo(a)” es cualquier cosa que parece americana. Podría aplicarse a personas, empresas, actividades, alimentos, estilos de vida y hasta a pensamientos “gringos”.
Lo que ha convertido a la palabra “gringo” tan neutral, en mi opinión, es la relación de amor y odio entre México y los Estados Unidos. No culpo a los mexicanos por tener una relación esquizofrénica con los americanos, los canadienses son iguales (siempre se burlan de los Estados Unidos al tiempo que los admiran). Además, si preguntas a un canadiense ¿qué significa el ser canadiense?, te responderá orgullosa y estúpidamente: “pues, no sé, ¡pero no somos americanos!” A huevo, ¿eh? Y así es. No sabemos quiénes somos, sólo sabemos que no somos americanos. Sí, Canadá es un país con gobierno y cultura únicos, pero no es tan diferente a los EE.UU. Tiene una mejor reputación internacional que la de los EE.UU., pero también ha hecho cosas feas y está involucrado en algunos de los mismos actos injustos y horribles, igual que nuestro vecino mutuo. Es sólo que Canadá es un país más pequeño y esto permite que nuestras acciones, aunque similares a las de los EE.UU., puedan ocultarse. Es por esto que cuando alguien me llama “gringa” no tengo una gran reacción enojada. Sólo pienso, bueno, este güey está haciendo una observación: soy güera y parezco americana.
Si consideramos que estoy equivocada y que la palabra sigue siendo algo ofensiva, reconozco que probablemente me sea aplicable. Aunque me considero una persona con valores de respeto e igualdad, quizá inconscientemente tengo los mismos prejuicios que aquellos que ocasionaron el nacimiento de la palabra gringo. Espero no tenerlos, pero si los tuviera, estoy dispuesta a desterrarlos, mientras conozco y exploro más México. Entre tanto, si de vez en cuando alguien me llama “gringa”, creo que puedo soportarlo.
Kate M.