15 de julio de 2010

Ser gringa


¿Qué significa ser gringa? ¿Soy una gringa? Escucho la palabra todo el tiempo. Cuando voy al mercado, cuando salgo en la noche y hasta cuando estoy en la oficina. La he escuchado de bocas formales y también desde bocas muy informales. Cuando estoy con desconocidos y se refieren a mí como una gringa, mis amigos o compañeros de trabajo siempre me aseguran, de manera muy apurada y preocupada, que yo no soy una gringa porque soy canadiense. Pero pienso que sólo me lo dicen para no ofenderme, porque, según yo, sí soy gringa. Y la verdad es que no me molesta tanto porque no estoy convencida que la definición de gringa sea algo malo o, si es, creo que yo merezco el calificativo.

Según Wikipedia, gringo “es un término usado en español y portugués, con diversos significados, generalmente aplicado a extranjeros que hablan en un idioma que no se entiende por personas que hablan español. El término se ha referido según las épocas y regiones a ingleses, germanos, normandos, eslavos, escandinavos, italianos, franceses y especialmente, a los estadounidenses y canadienses.” Wikipedia también habla de sus orígenes mexicanos: en la Batalla del Álamo en 1836 cuando los americanos llevaban puestos uniformes verdes, los mexicanos gritaban GREENS GO o GREEN COATS para que se fueran. Sin duda, los antecedentes de la palabra son desagradables, dado que nació durante una guerra, pero ahora parece ser usada más para describir una realidad que para ofender. Si tuviera que definir la palabra, diría que “gringo(a)” es cualquier cosa que parece americana. Podría aplicarse a personas, empresas, actividades, alimentos, estilos de vida y hasta a pensamientos “gringos”.


Lo que ha convertido a la palabra “gringo” tan neutral, en mi opinión, es la relación de amor y odio entre México y los Estados Unidos. No culpo a los mexicanos por tener una relación esquizofrénica con los americanos, los canadienses son iguales (siempre se burlan de los Estados Unidos al tiempo que los admiran). Además, si preguntas a un canadiense ¿qué significa el ser canadiense?, te responderá orgullosa y estúpidamente: “pues, no sé, ¡pero no somos americanos!” A huevo, ¿eh? Y así es. No sabemos quiénes somos, sólo sabemos que no somos americanos. Sí, Canadá es un país con gobierno y cultura únicos, pero no es tan diferente a los EE.UU. Tiene una mejor reputación internacional que la de los EE.UU., pero también ha hecho cosas feas y está involucrado en algunos de los mismos actos injustos y horribles, igual que nuestro vecino mutuo. Es sólo que Canadá es un país más pequeño y esto permite que nuestras acciones, aunque similares a las de los EE.UU., puedan ocultarse. Es por esto que cuando alguien me llama “gringa” no tengo una gran reacción enojada. Sólo pienso, bueno, este güey está haciendo una observación: soy güera y parezco americana.

Si consideramos que estoy equivocada y que la palabra sigue siendo algo ofensiva, reconozco que probablemente me sea aplicable. Aunque me considero una persona con valores de respeto e igualdad, quizá inconscientemente tengo los mismos prejuicios que aquellos que ocasionaron el nacimiento de la palabra gringo. Espero no tenerlos, pero si los tuviera, estoy dispuesta a desterrarlos, mientras conozco y exploro más México. Entre tanto, si de vez en cuando alguien me llama “gringa”, creo que puedo soportarlo.

Kate M.

2 de julio de 2010

Comunicación y castigo


Alguien muy querido una vez comparó la generación de conocimiento con una “matrioska”. Una tesis puede ser retomada, analizada, refutada y como resultado se genera nuevo conocimiento. Esa nueva tesis, puede ser objeto del mismo proceso y generar nuevas tesis. En el caso de la divulgación de conocimiento o información, creo que a veces sucede lo contrario: una investigación amplia y tal vez compleja, puede ser resumida para algunos foros y audiencias y a la vez este resumen puede ser sintetizado para otros espacios, con el riesgo de que en el camino se pierdan piezas clave de información.

Todo este preámbulo es para compartir con ustedes un hallazgo sobre el tema de acciones colectivas. En mis andares twitteros, hoy interrumpidos, di con un pequeño artículo de Ronald Bailey: The Talking Cure for the Tragedy of the Commons, que aborda una reciente investigación de Elinor Ostrom: Lab Experiments for the Study of Social- Ecological Systems.

En su artículo, Bailey describe los experimentos realizados por Ostrom en los que confirma la importancia de la comunicación en la organización de los individuos para la explotación eficiente de bienes comunes. Si una comunidad establece únicamente mecanismos de castigo para el control para la explotación de bienes públicos, los resultados no son tan buenos como si los individuos se comunicaran para coordinarse para la explotación de bienes comunes.

Espero que esta microsíntesis, de un excelente artículo de Bailey, sobre una interesante investigación de Ostrom, cumpla su objetivo de interesarlos.

MdelC