11 de julio de 2011

Jalisco cómo vamos

Es tiempo de observatorios ciudadanos. Están apareciendo por todo el país. Y para todos los temas. Su crecimiento asemeja los años noventa en Colombia. La constitución colombiana del 91 impulsó la figura: la veeduría ciudadana. Con su español respetuoso y elegante, los colombianos nos enseñaron el arte de mirar desde la ciudadanía, de observar con enfoque ciudadano. No fue el panoptikon griego, sino la necesidad ciudadana de recuperar la vida pública para el público. En meses, las agendas de los veedores se fueron multiplicando y así también los observatorios colombianos que hoy se cuentan por miles.

Hay veedores ciudadanos de todo tipo. Entre los más conocidos y los de mayor estabilidad en el tiempo están los que se concentraron en el tema de calidad de vida. A nivel local, Bogotá se inauguró con el conocidísimo "Bogotá cómo vamos". De la experiencia bogotana, muchos ciudadanos en México han impulsado observatorios metropolitanos en León, Guadalajara, Distrito Federal o Estado de México. Hoy hay más de cincuenta ciudadades en la Red Latinoamericana por Ciudades Justas y Sutentables.

Hoy, lunes 11 de julio, se suma también, con información, o como decimos en la Fundación, con "conocimiento útil", un observatorio de calidad de vida para la zona metropolitana de Guadalajara. "Jalisco cómo vamos" es una apuesta jóven, fresca, inteligente a la medición de la calidad de vida en el occidente del país. Ha arrancado produciendo información necesaria para el debate público. Ha puesto un marco de vanguardia para el debate: obesidad, movilidad urbana, ingreso, educación, vivienda, felicidad. Una ciudadanía que ya no sólo se preocupa por quién puntea en las encuestas electorales o qué perfil debe tener el próximo candidato a gobernar la ciudad. "Jalisco cómo vamos" ha puesto el énfasis en la mirada de la gente. Y con una perspectiva ciudadana bien plantada y llena de información, está consiguiendo que en Jalisco los ciudadanos no sólo se sumen, sino que sus esfuerzos se multipliquen. Bienvenido @jaliscocomovamos

Eduardo B.

30 de junio de 2011

Gobiernos locales y cambio climático

De existir un tema en el que los matices personales se subordinan al interés general, ese sería el del "cambio climático". Podemos coincidir o no con los supuestos científicos o con las implicaciones prácticas, podemos estar en profundo desacuerdo con los cálculos ligeros de entusiastas mal informados o negarnos a asumir posición catastrofista alguna, pero el hecho es que a nadie, absolutamente a nadie, le sobra reparar en las consecuencias ambientales de sus actos.

Empresas, ciudadanos y gobiernos han llegado a un punto crucial en términos de gobernabilidad. Y empiezan a entender que sus vidas están relacionadas por algo más que los marcos jurídicos o los territorios compartidos. Estamos en presencia de un fenómeno que cruza fronteras pero que también refuerza identidades, miedos, intereses velados o abiertos.

En esa interesección perfecta entre argumentos e intereses se ubican los gobiernos locales. A las naciones les tocará aprobar políticas, discutir acuerdos globales, definir mecanismos de cooperación. Pero sin el concurso y el interés genuino de los gobiernos locales, las acciones no dejarán de ser sofisiticados instrumentos financieros o declaraciones de una fina retórica. Son los gobiernos locales --las ciudades y los municipios-- quienes traducirán los acuerdos en políticas públicas. Sin gobiernos locales, el consumo energético seguirá siendo el mismo, el manejo del agua continuará siendo deplorable y hasta opaco, y las políticas de transporte público muy distintas a la de los grandes sistemas como metrobus o los trenes eléctricos.

Hay muchas razones para fortalecer la capacidad institucional de los gobiernos locales. Y su cercanía con la población sigue siendo la mayor de ellas. Pero a nivel agregado, sumando todos los gobiernos locales del mundo, la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo puede ser el más importante.

Eduardo B.

24 de mayo de 2011

Fortalezcamos la cohesión comunitaria

Las violencias y el rostro, historia y voz de sus víctimas se delinean como noción de futuro común y compartido donde el dolor une a las madres y a los padres de infantes, soldados, policías, estudiantes, médicos, periodistas y sicarios por igual. La Marcha Nacional del Movimiento por la Paz y la Dignidad con Justicia del 8 de mayo de 2011 (cuyo epicentro fue el Zócalo del DF pero que se reprodujo en más de 30 ciudades dentro y fuera de México) mostró la dimensión humana detrás de las 40,000 personas que han perdido la vida de forma violenta desde 2006.

Ese “catálogo de causas como causa”, como lo nombró Jacobo Zabludowsky, que incluye “casos emblemáticos” y anónimos que no llegan a los medios de comunicación ni a las organizaciones de la sociedad civil. Esos casos cuyas causas y efectos son diferenciados por lo que requieren intervenciones diferenciadas, pero en los que las personas intuyen un común denominador: la descomposición del tejido social.

La Marcha Nacional por la Dignidad y la Paz con Justicia y el Pacto Nacional tienen un impacto positivo sobre la cohesión comunitaria, definida como el proceso a través del cual las sociedades garantizan que todas y todos alcancen su máximo potencial y que requiere de la acción pública de gobernantes y gobernados (esta definición y el enfoque de cohesión comunitaria han sido propuestos por Cohesión Comunitaria e Innovación Social y empleados de manera conjunta con Fundación Este País para la elaboración de recomendaciones puntuales para enfrentar la situación de crimen y miedo al crimen en Ciudad Juárez y El Paso).

El impacto de la Marcha del 8 de mayo en la cohesión comunitaria se expresa al catalizar la interacción significativa, la solidaridad y la empatía con y entre las víctimas y la confianza en la relevancia de la participación ciudadana a través de la denuncia; al reconocer la diversidad concebida como el conjunto de experiencias de vida que devienen no sólo en lo que nos hace diferentes sino en lo que nos hace iguales, convergentes, semejantes; al exigir la comprensión de la complejidad de la seguridad entendida no sólo como seguridad pública sino como seguridad humana; al vincular las políticas públicas y las decisiones y acciones de los partidos políticos, gobiernos estatales y municipales, monopolios, asociaciones religiosas y poderes fácticos con las causas y efectos de las violencias. Dicho impacto será mayor si se generan los espacios, esferas y ámbitos en los que estas interacciones y relaciones sean más profundas, regulares y cotidianas.

No obstante, existe una diferencia esencial entre el concepto de tejido social (enarbolado por el Gobierno Federal y por la Marcha y el Pacto) y el enfoque de cohesión comunitaria. Cuando unos y otros hablan de tejido social reducen su composición o descomposición a la acción gubernamental o a la acción no gubernamental, respectivamente. Desde el enfoque integral y multidimensional de la cohesión comunitaria, ésta deriva, por un lado, de las políticas, programas y servicios públicos; y, por el otro lado de las decisiones y acciones individuales y colectivas de quienes vivimos y transitamos por México. Es decir, de la acción pública.

Si el fortalecimiento o el debilitamiento de la cohesión comunitaria deriva de la acción pública tanto de gobernantes como de gobernados: ¿qué pueden hacer las personas de manera inmediata, regular o cotidiana para contribuir a este proceso? ¿Cómo aumentar la cantidad y la calidad de nuestras relaciones humanas tanto en los espacios públicos como en las esferas privadas? ¿Cómo profundizar los lazos afectivos que tenemos con nuestra calle, colonia, ciudad o región? ¿Cómo detectar y solucionar nuestros conflictos manera pacífica? ¿Cómo construir ciudadanía desde la participación organizada y no organizada en vez de apostarle al aislamiento y la exclusión? ¿Cómo confrontar la normalización de las violencias, la ilegalidad y la opacidad? ¿Cómo capitalizar las lecciones de buenas y malas prácticas? ¿Cómo contribuir al desarrollo personal, familiar, social y comunitario?

Además de fomentar la adopción y ejecución del Pacto Nacional y de honrar la memoria de las víctimas y movilizarnos por su dolor: ¿Cómo podemos evitar que las violencias sean el único punto a través del cual podemos converger? ¿Cómo podemos catalizar la acción pública de la ciudadanía y de los gobiernos y poderes? ¿Cómo identificamos el impacto público y colectivo de nuestras decisiones y acciones individuales y privadas? ¿Cómo podemos, tú y yo, mejorar las ocho dimensiones de la cohesión comunitaria? Estos puntos que quedan sueltos en la Marcha y en el Pacto. Pero no le corresponde al Movimiento llenar estos vacíos, sino a cada persona que vive y transita por México, sean gobernantes o gobernados.

Como afirmó Javier Sicilia desde el Zócalo el 8 de mayo: “Es un desafío más que complejo. Pero México no puede seguir simplificándolo.”

Autora invitada:

Suhayla Bazbaz Kuri
Directora de Cohesión Comunitaria e Innovación Social, AC.

27 de abril de 2011

Día de la Tierra (+5)

Hace cinco días fue el Día de la Tierra y parecerá destiempo para celebrarlo (lo es) pero este par de videos lo valen, ambos de un fotógrafo noruego de nombre Terje Sorgjerd quien también fue popular por su fotografías del volcán de Islandia que hizo erupción en 2010.

Los videos se hicieron con la técnica de timelapse: la cámara apunta a un punto fijo durante muchas horas para registrar lo que pase frente a la lente. El resultado no siempre es garantía de éxito, dicen, y requiere de una gran paciencia y esfuerzo.

Aurora. Vista de una aurora boreal, captada en Rusia a temperaturas inferiores a los 25 grados Centígrados:

Mountain. Vista de la Vía Láctea, desde la montaña más alta de España, el Teide:

Paradoja que ahora descubro. Los videos sugeridos para recordar (¿conmemorar?) el Día de la Tierra ven hacia afuera de la Tierra, no hacia lo que hay sobre de ella. Pero qué mejor lugar para ver el universo que desde aquí, para ver aquel lugar del que venimos y donde también vivimos.

Roberto C.


24 de marzo de 2011

A propósito de Cd. Juárez y la inseguridad

El penúltimo post de Eduardo me hizo reflexionar -al igual que muchos- sobre ese elemento simbólico que constituye Cd. Juárez: aquél polígono representativo del estado de inseguridad, ilegalidad, corrupción e ineficacia del sistema judicial en México. A la vez que invita a la reflexión, también conduce a pensar en algunos mecanismos que podríamos adoptar para contribuir a tener un barrio ó colonia más segura. La organización y acción ciudadana constituyen elementos clave que realmente están a nuestro alcance para cambiar el rumbo de la situación de inseguridad que hoy prevalece.
Una muestra de esta organización ciudadana fue la creación, en noviembre de 2001, del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI, A.C.). El ICESI tiene el objetivo de generar información estadística sobre la delincuencia en México, por lo que ha publicado dentro de otros muchos estudios, seis encuestas nacionales sobre la inseguridad caracterizadas por tener una calificada conceptualización, diseño y coordinación.
De la sexta Encuesta Nacional sobre Inseguridad (ENSI-6), podemos desprender que entidades como Estado de México, Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey ocupan los primeros lugares sobre inseguridad y victimización del país. Esto se debe, dentro de otros muchos factores, a las consecuencias de urbanización y concentración poblacional y económica de las grandes ciudades. Sin embargo, al apreciar los datos de percepción de inseguridad, Cd. Juárez y la cabecera municipal de Chihuahua, se perfilan como las ciudades más inseguras del país, sobre todo, para las mujeres.
Con el objetivo de apoyar las reflexiones sobre Cd. Juárez de Eduardo, aqui algunos datos de interés generados por la ENSI-6:
La cabecera municipal de Chihuahua, es la ciudad donde la población se siente más insegura haya ó no haya sido víctima de un delito, y donde la mayoría de la población percibe que los delitos han aumentado. En éstos indicadores, después de la ciudad de Chihuahua (1er lugar) se ubica Cd. Juárez (2o lugar). En ésta ciudad, también, es donde la mayor parte de la población en todo el país considera que su vida se vio afectada por la violencia. Además, tanto en la ciudad de Chihuahua como en Cd. Juárez, las mujeres se sienten más inseguras que en cualquier otro lugar del país.

Cd. Juárez, como reflexiona Eduardo, es la frontera de muchas cosas, objetivas y subjetivas; pero también lo es, la ciudad de Chihuahua. Resulta interesante que dentro de las ciudades mexicanas las mayores percepciones de la inseguridad estén centradas en dos ciudades pertenecientes al estado de Chihuahua. Soy otro doliente juarense, que no solo se solidariza con ésta demarcación territorial, sino también, con la defensa de las iniciativas ciudadanas que han permitido medir de forma veraz el fenómeno tan lacerante de la inseguridad en México. Y con ésto, agrego una reflexión (motivo de otro post): ¿cómo seguir midiendo y monitoreando la inseguridad en México si se ha oficializado erróneamente una útil y efectiva encuesta como la ENSI?.


Erick RS

15 de marzo de 2011

Mórbida obesidad


Cual fanáticos entusiastas de algún equipo de fútbol americano, a muchos mexicanos les gusta alzar la mano de hule-espuma y decirle al mundo: somos los número uno. El dedo índice, flamígero, se levanta vigoroso e insiste en que, como México, no hay dos. Las noticias nos lo confirman: los mexicanos, dice el conductor de radio para dar fuerza a su editorial, somos los más corruptos del mundo. Los taxistas, que mucho saben de distancias, opinan con orgullo que los chilangos viven en la ciudad más grande del orbe. Algunos gobiernos enardecidos anuncian que hemos preaparado la torta más grande del planeta. La sociedad civil y los organismos internacionales nos recuerdan que en educación estamos "reprobados". Y como postre, abrimos el periódico y dice que nos informa la OCDE que no somos "gorditos" sino los más "obesos" del mundo. Hace unos meses, tras la presentación del informe de la OCDE sobre la materia, le pedimos a la Dra. Andrea Díaz-Villaseñor, investigadora joven y dedicada del Instituto Nacional de la Nutrición, que nos ayudara a confirmar nuestra fascinación con ser el número uno en obesidad. Su respuesta, y la medición correcta hecha por la OCDE, la publicamos en un pequeño informe sobre la obesidad en México. A riesgo de ser un "spoiler" les adelanto el final de la película. En esto tampoco somos el número uno.
Eduardo B.
(Foto: Detalle del mural colectivo "Cronología subterránea de Ciudad Juárez")

9 de febrero de 2011

Dolientes

Voy camino a Juárez. En mi cabeza y en la de muchos mexicanos, Ciudad Juárez es el sitio de mayor contenido simbólico de la república. Juárez es el lugar de "las muertas", las más de trescientas mujeres asesinadas sin explicación alguna y sin responsables identificados. Es el polígono donde el Estado mexicano ha montado un estado virtual de sitio, mientras las autoridades municipales "recuperan" su capacidad institucional para preservar la seguridad pública. Es la ciudad de las represalias de narcotraficantes contra civiles a mansalva y a plena luz del día. Es la ciudad que lleva nombre de nuestro prócer de la ley, como para recordarnos por oposición la fragilidad de la justicia. Ciudad Juárez es la frontera, en el sentido perfecto de enfrentar el límite de lo conocido. Juárez es mi frontera y pone a prueba jucios y prejuicios. Y entre los preparativos, empaco mi casaca oscura, sabiendo bien que del dolor juarense, cada uno de nosotros es un doliente.
Eduardo B.